¿Para cuando la parejita?
¿Cuándo le vais a dar un hermano?
¿No vais a dejarla sola no? Pobrecita.
No hay día que los padres de hijas únicas no escuchemos este tipo de preguntas. O hijos. Probablemente, seguro, preguntan sin mala fe, en parte por convencionalismo social, en parte por interesarse por tu vida personal. Y esa es la cosa, es mi vida personal. La mía, la de mi pareja y la de mi hija. De nadie más
No es competencia del vecino del cuarto, no es competencia del cajero del súper, no es competencia de la señora que te pone la gasolina ni del señor que te sirve la comida. Por ser, ni siquiera es de la incumbencia del cuñado, el tío o el sobrino. Quizás ni de padres madres o hermanos.
No es competencia de nadie porque nadie sabe si mi mujer y yo llevamos meses intentando tener ese segundo hijo y no podemos. No sabe si me he quedado estéril por una enfermedad. Si mi mujer o yo tenemos una enfermedad terminal. Si ella ha abortado 4 veces. O si el parto fue la peor experiencia de su vida. Si alguno de los dos tiene una enfermedad que se transmite al feto.
Quien pregunta no sabe si acabamos de perder a otro hijo. O a dos. O si alguno de los dos está sufriendo porque se siente un mal padre o una mala madre porque no le da para ser ese modelo de familia que nos dicen que debemos ser. O si nos estamos separando. O si mi hermano intentó asesinarme. En fin, mil cosas.
Piensa, también, que tu comentario sea más hiriente para ella que para él, porque llevará años escuchando ese tipo de "consejos": búscate un novio, cásate, ten un hijo que se te va a pasar el arroz, pide cesárea, ten un parto natural, haz gimnasia pélvica, come jamón, no comas jamón, da la teta, no des la teta, la alimentación: a demanda, el chupete es el infierno...
Por eso, la próxima vez que hables con alguien que tiene un hijo, no te arrogues el derecho de decirle que debe tener otro. A lo mejor, en el mejor de los casos, simplemente no le da la gana. Pero tampoco tiene por qué decirte eso a ti.