jueves, 1 de abril de 2010

2.010 años dando por culo (en sentido figurado)

No puede evitar que me bautizaran. Mis padres no lo tenían muy claro, y estoy seguro que me preguntaron, pero con 0 años mi abuela mandaba más que yo (sigue haciéndolo, claro).

Ya con alguno más un día mis padres me preguntaron si quería hacer la Comunión. Como yo no debí saber muy bien qué decir me explicaron qué era y que antes de hacerla debía ir a Catequesis. De qué es la catequesis sólo recuerdo haber entendido dos cosas, que era ir a clase después de clase y que me coincidía con el fútbol, así que decidí no tomar el susodicho sacramento. Además mis padres me dijeron que si me sentía mal por no tener regalos me harían uno ellos. Puede que fuese ahí cuando se instauró la tradición de cambiar regalos por buenas notas a fin de curso. Salí ganando con el cambio, visto lo visto. Aunque nuca sabré si soy inteligente o sólo avaricioso.

Mi siguiente capítulo con la Iglesia fue en Burgos, 2º de E.S.O. (¿12 años?), un viaje con el insti. Viendo el papamoscas un cura y una monja que paseaban juntos no se tomaron muy bien que dijera en alto: ¡Anda mira, Batman y Robin!. Esa sería la primera vez que me echasen de una catedral.

Creo que de ahí (visita a monumentos a parte) saltamos a la Confirmación de mis amigos, esa fue para mi una noche de gran borrachera, asuntos con mujeres y problemas por culpa de la mismas. 15 o 16 años, ya me entendéis.

Ya sobre los 18 intenté apostatar, lo he intentado varias veces por internet de hecho.
De la boda de mis tío no me he podido escapar pero ya recientemente he encontrado en mi suegro un gran aliado para cambiar misas por cañas en el bar de al lado.

La última fue en Santiago, aguantar media hora de misa (¡en varios idiomas!) para ver volar el botafumeiro (que por cierto no voló) fue demasiado. Conseguí hacer murmurar a varios curas a mis espalda (terror) en varios idiomas por repanchingarme en los asientos, para vergüenza de mi pobre novia, igual de anti jerarquía eclesiástica pero más dada no renegar de Dios.

Por lo demás me cago en el altísimo con relativa frecuencia, nunca he ido a una misa, a una que no tenga banquete detrás me refiero, no me sé el padre nuestro, creo que nunca me he presignado y en el colegio era el raro que iba a ética. Mi carpeta del instituto llevaba por un lado la tricolor y por el otro una frase "la iglesia que más brilla, la que más arde". Y me indigno, mucho, cada vez que entro en una iglesia y veo cómo vendiendo una estatuilla podrían acabar con el hambre en el mundo, por ejemplo.

Le contaba todo esto a un amigo muy católico, de colegio de curas, intentado escandalizarlo pero el que me dejó frito fue él:
Mejor pa'ti, has tenido menos riesgo que yo de ser sodomizado contra tu voluntad.
Ahí es nada.


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