miércoles, 3 de marzo de 2010

Por qué al PP se la suda Internet

No es una pregunta, es una declaración de intenciones. Pero antes de decíroslo dejadme que puntualice una cosa. Internet no les da igual, claro, saben que es algo importante, que algún día moverá las voluntades de los ciudadanos y no quieren quedarse fuera, es más, quieren utilizarlo demagógicamente porque piensan que los límites se diluyen en la red, pero en realidad se la suda. ¿Por què? Veamos, Uriarte mediante.
logo: pp.es
El PP ha presentado hoy su nueva blogosfera, un agregador de blogs del que forman parte los primeros espadas del PP. Le daremos un (mini) voto de confianza pero no me creo que, de repente, Gallardón, Cayetana Álvarez de Toledo, Arias Cañete, Rita Barberá... se hayan vuelto 2.0, me huele más bien a golpe de efecto que desaparecerá sin hacer ruido (por eso desde aquí vamos a vigilarlos).

Pero es que además el acto de presentación de esta súper blogosfera ha sido el acto elegido para "rehabilitar" a Nacho Uriarte en la que ha sido su primera aparición pública tras ser pillado borracho al volante. Un acto que ha sido, para más inri, en un bar. Y claro, los medios hablan de eso y no de la blogosfera. Nadie en el mundo se va a creer que la gente de comunicación del PP no había previsto que esto pasaría.
Foto: pp.es
Más motivos, una breve encuesta en twitter (aquí, aquí o aquí) me ha demostrado lo que ya sabía, una de las políticas "estrella" del PP en la red es Cristina Cifuentes, vicepresidenta de la Asamblea de Madrid. Es muy de derechas, o a mi me lo parece, pero es agradable debatir con ella, vive en Twitter y tiene blog. Un blog que no ha merecido entrar en esa blogosfera. seguro que ella dará explicaciones si se le piden.


Por cierto que Uriarte tiene blog en esa blogosfera y (perdonen que me ría) se titula Perdón por sonreir. Ignoro si el título del blog tiene que ver con que forme parte de la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas pero parece que todo en este caso te empuja hacia las segundas lecturas.


¿Quieren más? Lean la reseña de Público o a César Calderón.


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